Juan Merelo-Barbera
Presidente de la Comisión Justicia Penal Internacional del Colegio de Abogados de Barcelona, Profesor Filosofía del Derecho, Universidad de Barcelona.
Barcelona,
24 de marzo de 2015
Sr.
Arthur Gulkashian
Valencia
Mi
querido amigo:
Con
esta carta de presentación quiero expresar mi total apoyo a tu
proyecto para la edición de un libro sobre el centenario, el próximo
abril de 2015, del Genocidio
armenio, en base a la recopilación de
artículos que has logrado reunir en memoria de las víctimas (unos
2.000.000) de aquella tremenda tragedia; un exterminio planificado
para acabar con un pueblo y una nación, y que, para la historia del
derecho, constituye el antecedente utilizado por el jurista polaco
Rafel Lemkin para dar el nombre de Genocidio a la Shoa, el crimen
internacional que hasta entonces estaba “sin nombre”, en palabras
de Winston Churchill.
Mi
apoyo es como profesor universitario de Filosofía del Derecho en la
Universidad de Barcelona y como abogado y jurista con alguna práctica
ante las jurisdicciones internacionales, porque los procesos por
crímenes internacionales que sucedieron a los largo del siglo XX
desgraciadamente continúan sucediendo en el XXI.
Como
profesor universitario, porque creo en la fuerza estigmatizadora de
las palabras, en la tipificación de los delitos universales y en el
reconocimiento internacional de las situaciones que contribuyen a
despertar conciencias. Por ahí pasa la prevención contra los
delitos internacionales, instrumentalizando el derecho e informando a
las generaciones futuras de las trágicas consecuencias que a veces
el lado más oscuro de la de la humanidad nos trae.
Poner
nombre jurídico -Genocidio- a la masacre cometida en 1915, comporta
el reconocimiento internacional de la dolorosa memoria histórica de
todo un pueblo, lo que por sí mismo constituye un valor colectivo
que el derecho debe proteger. Vosotros, los descendientes de la
diáspora, seguís con el mismo horror ante lo sucedido recordando el
silencio internacional de entonces que lo permitió. El deber de
solicitar que el derecho internacional os ampare es de carácter
ético y universal, y por ello es necesario que este reconocimiento
se sitúe por encima de otras consideraciones políticas. Se trata de
la dignidad de los pueblos, lo que, en definitiva, es parte esencial
de la dignidad de todos y cada uno de nosotros.
Ya
como abogado, sólo decirte que las causas justas y universales –en
el sentido de implicar, con el señalamiento del mal, la prevención
contra otra posible reiteración de este mal- son siempre las más
arduas de conseguir. El primer paso es dar a conocer la existencia de
una memoria del pueblo armenio, denunciar lo ocurrido y exigir que
aquella tragedia sea asumida por la comunidad internacional, con la
etiqueta de conceptos jurídicos que hoy se aplicaría a cualquier
otro acto impulsado por la voluntad de exterminar a una parte de la
humanidad.
Querido
Arthur, es gracias a vosotros, a este primer paso de vuestra
permanente denuncia, al que debemos muchos juristas haber tomado
conocimiento de aquella tragedia histórica. Entre tantos poderes
terrenales, los pueblos son más vulnerables de lo que parecen, y el
deber del derecho internacional es evitar la repetición de los
exterminios. Gracias a periodistas como tu hemos sido informados y
continuamos involucrados en esta causa universal. Porque, para
quienes creemos en la necesidad de regular con unos principios
básicos la convivencia entre los pueblos, es de vuestra dolorosa
experiencia de donde extraemos los verdaderos antídotos contra un
presente que continúa amenazante.
Un
abrazo,
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta pagina.