Mis raíces familiares datan de los primeros desembarcos en América, a mediados del anterior milenio. Este dato sirve para conceptuar dos vertientes, la primera de después de varias generaciones descendientes desde el primer desembarco, las raíces pierden su nacionalidad original (país invasor) para transfigurarse en otra, comprendida en el mejor de los casos, como una generación cien por ciento nacional (es este caso Bolivia), en el transcurso de estas transfiguraciones, se observan situaciones de sensibilización ante la postura de las nuevas nacionalidades: una es que en el propio medio donde se desenvuelve el individuo, este trata de mantener una posición digna apelando a su ascendencia original, en este caso europeos, la otra es que trata de defender su postura nacional adaptada o final cuando los de otras naciones y continentes no los aceptan por el solo hecho de ser un sincretismo cada vez más nacionalizado, una pájaro pintado como se expresaría Jerzy Kosinski, manifestando realidades generadas por las diferencias culturales, las diferencias culturales han sido siempre fuente de violencia.
Las vidas de los Hombres son reales, los escenarios y las circunstancias: los depredadores irónicamente de la misma especie, las creencias paganas de las culturas autóctonas, los caminos de la muerte, los rituales profanos, el hambre, el frío, lo que se produce en la oscuridad de la noche. La identificación con los acontecimientos de otros rincones del mundo es, entonces, lamentablemente posible.
Pero las diferencias y discriminación se manifiesta en la construcción de la semántica del lenguaje con términos aparentemente inocentes como cholo comúnmente llamado al mestizo (cuyo verdadero significado etimológico es “perro”), indio, autóctono pero en sentido despectivo, negro, camba, etc., resumo esta situación porque américa, amerindia, sufrió una devastación sin precedentes, un genocidio acentuado e ignorado, lo que marca en todos los niveles, una sensibilidad proclive a entender los problemas de segregación, hasta terminar en la destrucción de seres humanos y nacionalidades. “El uso del lenguaje en todos sus aspectos, colabora con el fortalecimiento de ideas que llevan al genocidio. Se ha visto que el mismo puede ser dirigido a las altas esferas del poder o al pueblo para incentivar y fortalecer una idea, ya sea de superioridad sobre la víctima o de temor acerca del enemigo. El arte, desde todas sus vertientes puede colaborar con esta formación de opinión del otro que declaro mi enemigo, desde la pintura, pasando por la poesía y la música, se puede generar una idea de la eventual víctima, convirtiéndola con el lenguaje en el culpable de su propia destrucción.”( Los genocidios y la deshumanización del individuo Bryan Acuña)
Pero aun sin considerar como experiencia propia la vivencia de discriminaciones, humanamente, no se justifica la muerte de una persona, cuando esto ocurre, tenemos una violación concreta al derecho de la vida, y no me detengo aquí en las complejidades legales, esos artículos rebuscados citados en las leyes, decretos, decisiones de organismos internacionales etc. Cuando se produce un crimen, recurrimos a todo el aparato de la justicia y del estado para esclarecerlo, para determinar la culpabilidad de los implicados de esa muerte, apelamos a legislación elaborada por el hombre, para generar laberintos hasta que las soluciones aparezcan por si mismas, son buenas intenciones pero como dice el refrán, de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno. Sino, como se explica la impunidad existente, aun en la distancia del tiempo, cuando los problemas de discriminación y genocidio realizados durante el siglo XX continúen peregrinando por los interminables pasillos del castillo (como lo muestra Kafka) y un castillo de carácter mundial?
Si realizamos un revisionismo histórico en este sentido, tendríamos que empezar por la causa armenia, en permanente reclamo ante el Estado turco que sin las consideraciones del derecho, y solo por su responsabilidad histórica, estaría en la obligación de reconocer el genocidio armenio: Responsabilidad histórica, en la cual pasamos a ser responsables, cuando no cómplices, por la sencilla razón que teniendo conocimiento de estos hechos no hemos apuntado a una solución adecuada. Toda nuestra civilización es responsable de los genocidios, al tener conocimiento de ellos y permanecer indiferentes, silenciosos ante un millón y medio de víctimas, no eran tantos, eran menos? Eran más?, tiene sentido regatear las cantidades?, no es vergonzoso que una sociedad que tiene todo un cuerpo judicial en el estado, juzgue un crimen de una persona y no se sienta capaz de juzgar el crimen de miles de personas entre las que consideramos de mayor culpabilidad cuando se tratan de niños? Y si las lo hacen los hombres, como es posible que existan leyes contra natura, que permitan efectuar persecuciones, asesinar con cualquier pretexto, amparador por un aparato represivo legalmente constituido? Somos testigos mudos de la crueldad que se han desencadenado sobre los pueblos confinados, hacemos a un lado la vista cuando tenemos que asumir la responsabilidad, decimos que al final la vida sigue igual, y esa es una mentira, un engaño, la vida no puede seguir igual una vez que tomamos conocimiento de hechos que derivan en crímenes de lesa majestad. No digo soy armenio porque no soy, soy humano o al menos pretendo, por esa misma razón, y porque la ley de la vida es para todos, esto debemos comprenderlo todos y defenderlo, mi pensamiento enraizado en las costumbres de mi pueblo, me hacen comprender perfectamente que soy cómplice de la atrocidad, la ignominia, la barbarie, la mentira, la prepotencia de un pueblo con otro, que la sufrimos a lo largo de cuatro siglos, con todas sus consecuencias, de un ser humano con otro. Armenia tiene que recuperar su pasado digno, no aquel insultante que destruyo un pueblo con virtudes y defectos como todos los pueblos de este único planeta que es nuestra casa por cómo se expresaba Karl Sagan. No si justifica ni siquiera la guerra, que en breve lapso tiene el poder de modificar todas las estructuras sociales y más de las veces ideológicas, fundamentando en muchos aspectos una cuestión de segregacionismo racial. Nos resta comprender que siempre son la misma guerra con distintas tecnologías y estrategias, en las que el hombre, trata de destruir al hombre, sin entenderse bien porque, ni mucho menos, somos capaces de eludir el destino de perpetua repetición. Resolver el paradigma presentado por Fiodor Dostoievski en su Crimen y Castigo.
Nos damos cuenta realmente de la magnitud del daño infligido a todo un pueblo y por muchas generaciones? Nos damos cuenta que cuando eliminamos a un ser humano, eliminamos a toda su descendencia? Entonces, como podemos admitir desde afuera que el genocidio armenio es la mayor atrocidad cometida en la era moderna que aún no recibe ni siquiera el debido reconocimiento. Está bien que el hombre observe la vida de otros hombres, pero quien reclamará por el caído?, quién sanará el irreparable ultraje a tantas vidas cuantas sean?, quien se ocupará de devolverles su paz? No es para eso que se crearon instituciones como la Naciones Unidas? El secreto de la existencia no consiste solamente en vivir, sino en saber para que se vive. (Dostoievski) y el camino de los inocentes siempre tuvo trampas, cepos y espinas!
Estoy hablando de Armenia, o estoy hablando de América?, no hemos padecido suficiente?, no lo seguimos? Aparentemente Bolivia encuentra un camino cuando la clase oprimida por siglos ocupa el poder a través de uno de sus nativos, y se desprende lo dicho anteriormente, Pero no, la ley de la vida es para todos. Sean los Turcos, sean los Europeos confabulados en el silencio, deben abrir sus libros que dejaron sus ancestros para reconocer la legitimidad de los pueblos, la vida debe abrirse paso en cada uno de los pueblos que fueron sometidos, vejados, humillados, así el pueblo turco, de aldea en aldea, debe reconocer su participación en el genocidio y deben asumir que el estado turco, ha cometido un error humano que costó la vida a un millón y medio de Armenios, sería el comienzo de una larga cadena de reconciliaciones humanas, reconociendo errores los unos, perdonando los otros, aprendiendo todos, de lo contrario, nos queda el otro camino, rencores, y guerras que se apenas son lapsos de tiempo que se eternizan.
Los pueblos ofendidos luchan su propia guerra, y se perdonan cada día que transcurre entre la esperanza y el derecho de existir. Podríamos decir que a ciegas, solo sostenidos por su propia fe, pero una fe sin casi esperanza, aun esperan que se manifieste la justicia, alguna forma de justicia y puedan volver a sus pueblos a descansar. Son pueblos exiliados. Son pájaros pintados, a quienes nadie de su propia especie (los hombres) los reconoce como a sus semejantes. Al pueblo Armenio, le queda la memoria de sus caídos, de sus seres en algún momento fueron amados, les quedan los recuerdos que continúan pese a la rueda del tiempo, pese a que la vida sigue, debe seguir, igual, casi siempre igual. Podremos cambiarla alguna buena vez?
Msc. Víctor Hugo Arévalo Jordán se desempeñó como docente en la cátedra de Paleografía y Diplomática Hispanoamericanas, en la Carrera de Licenciatura en Archivología; al igual que en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Licenciatura en Historia de la Universidad Autónoma de Entre Ríos, en las ciudades de Paraná y Concepción del Uruguay, Facultad de Historia de la Universidad Católica de Santa Fe (Argentina) Departamento de Investigación de la Facultad de Historia de la Universidad Nacional de Rosario. Dicta varias cátedras correspondientes a la Carrera de Archivística en el Instituto Sup. N° 12 de Santa Fe, entre las que se mencionan: Teoría Archivística, Técnicas Descriptivas, Conservación y Restauración Documentaria, Grafística y Diplomática, Archivología y Planificación Archivística.
Es autor de numerosas obras bibliográficas específicas del campo del conocimiento ciancias de la información y áreas relacionadas, incluyendo las técnicas documentales y la aplicación de los medios tecnológicos.
Ha dictado cursos en modalidad presencial y a distancia, entre los que se incluye el Curso de Paleografía Hispanoamericana en Internet.
Ha presentado numerosos proyectos e iniciativas tendientes a favorecer el desarrollo académico e institucional de los profesionales de la Información, entre los cuales se han materializado la creación de las Carreras de Archivística en Santa Fe y Entre Ríos; las Asociaciones de Archiveros de las Provincias de Santa Fe (de la que es miembro honorario) y Entre Ríos. Ha creado la Federación de Archiveros de la Republica Argentina de la que es su Presidente actual. Impulsor del primer Congreso de Archivología del Mercosur y de su Confederación, en actual formación.
En su carácter literario cuenta con
Certificado de Honor. Premio Accésit en Teatro del III Concurso Anual de Literatura “Franz Tamayo” CDXX Aniversario de la Fundación de la Cuidad. Municipalidad de la Paz. Bolivia.
Certificado de Honor. Obtención del 1° Premio Nacional al X Concurso Anual de Literatura “Franz Tamayo” con la Obra “La Ultima Sinfonía del Mago”. Municipalidad de la Paz. Bolivia.
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