Núria Añó, escritora
El
Genocidio Armenio, reconocido oficialmente como el primer genocidio
del siglo XX, ha tenido su interpretación a través de la
literatura. Su huella más destacada la hallamos a mediados de los
años treinta en un libro en lengua alemana del escritor judío Franz
Werfel (Praga, 1890- Beverly Hills, 1945), quien, debido
a la expansión del régimen nazi por Austria en 1938, se vio
obligado a emigrar con su mujer, Alma Mahler, a la población
francesa de Sanary-sur-Mer. En 1940, con la Gestapo pisándoles los
talones, huían de nuevo a pie atravesando los Pirineos hacia España
junto al escritor Heinrich Mann y unos pocos más, siendo de los
últimos intelectuales salvados por el comité de rescate de
emergencia denominado European Film Fund. La obra teatral y poética
de Werfel se inserta en el expresionismo, aunque es más bien
conocido por sus novelas, entre las que destacan Los
cuarenta días del Musa Dagh (1933), El
cielo a buen precio (1939) y La
canción de Bernadette (1941).
Según
una nota del autor, la concepción de la novela Los
cuarenta días del Musa Dagh se produjo
en Damasco, durante su segundo viaje a Oriente Medio en marzo de
1929, cuando en un orfanato de Siria encontró algunas personas que
habían sobrevivido a las masacres armenias acontecidas entre 1915 y
1923 en la Turquía otomana. Este encuentro que el autor contemplaría
con sus propios ojos lo definiría como “el espectáculo deprimente
de unos niños prófugos, mutilados y hambrientos, que trabajaban en
una fábrica de tapices, fue el motivo decisivo que me decidió a
desenterrar de la tumba del pasado el inconcebible destino del pueblo
armenio.”1
La
brutalidad con que se llevó a cabo la deportación forzosa de
civiles armenios cristianos y la consiguiente masacre de más de un
millón y medio de personas fue el desencadenante para denunciar ante
el mundo unos hechos que todavía hoy despiertan controversia en
cuanto a si las masacres fueron premeditadas o no. Un siglo después
de aquellos escalofriantes acontecimientos, Turquía señala la
masacre como consecuencia de la guerra civil que tuvo lugar durante
la Primera Guerra Mundial y, según ellos, no hubo premeditación en
las masacres por parte del régimen de los Jóvenes Turcos, aunque
están de acuerdo en que hubo muchas muertes. Tampoco pueden negar el
rápido desalojo de civiles y la decisión de la deportación2
de cientos de miles de hombres, mujeres y niños porque se produjo de
modo muy violento. Y como destino final los campos de concentración
en el desierto de Deir El-Zor, donde muchas personas murieron de
hambre, contagios o fueron asesinadas masivamente.
Los
cuarenta días del Musa Dagh fue
escrita entre julio de 1932 y marzo de 19333,
el mismo año se publicó por la editorial vienesa Paul Zsolnay
Verlag. El autor dio a conocer el texto a través de diversas
lecturas que hizo por Alemania, poniendo en conocimiento de los allí
presentes el Genocidio Armenio en manos del Imperio Otomano. El texto
describe la epopeya4
nacional de todos los armenios en el exilio, que
empieza el 30 de julio con
la llegada de la orden de deportación a las seis aldeas armenias
ubicadas en las cercanías del Monte de Moisés (Musá Dagh). Narra
la lucha de aproximadamente 5000 armenios que huyeron del ejército
otomano y resistieron frente a los invasores turcos hasta que el 14
de septiembre fueron rescatados gracias a la presencia de la flota
francesa. El personaje ficticio de Gabriel Bagradian se añade a la
historia como un héroe algo wagneriano, aunque en verdad el autor se
inspirara en el combatiente armenio Moses Der Kalousdian. Además de
contar las atrocidades que sufrió el pueblo armenio, también salen
temas como la patria, el choque de culturas y la búsqueda de la
identidad cuando a uno le quitan el hogar y le matan
indiscriminadamente a los suyos; temas que, a su vez, afectarían al
propio autor debido a su condición de judío. Aunque en su momento
la noticia de la resistencia de los armenios en Musa Dagh salió en
la prensa, no tuvo demasiada repercusión. Fue la heroicidad que
transmitió Franz Werfel al público occidental, con la visión de
Gabriel, un hombre moderno con la moral de su tiempo, que ayudaría a
comprender el retrato íntimo de un refugiado. Y ciertamente la
denuncia sobre la aniquilación del hombre, en donde no se culpa
tanto a los turcos sino a un grupo del Nacionalismo turco. Vemos un
ejemplo de ello en el capítulo quinto del libro primero titulado
“Interludio de los dioses” que transcribe la tradición histórica
de la conversación entre Enver Pachá, oficial otomano y líder de
la revolución de los Jóvenes Turcos, y el pastor alemán, Johannes
Lepsius. Dicho capítulo fue elegido por el autor para leerlo en una
de sus conferencias por Alemania. La valentía por un mundo mejor sin
que se deba recurrir a la aniquilación del hombre por el hombre
convirtieron Los cuarenta días del Musa
Dagh en un bestseller. Sobre todo
cuando en 1934 se publicó en los Estados Unidos y atrajo la atención
mundial.
Pese
a ello, el mismo año le confiscaron la novela en Alemania. El
semanario de las SS Das Schwarze Korps
lo denunció por propagandista y condenaba a todo aquel que
promocionara la venta del libro en los Estados Unidos. Asimismo, el
gobierno turco se dedicaba a sacar los libros de circulación y en
1935, con una intervención turca masiva, se presionó a la
productora Metro Goldwyn Mayer para que no filmara la película
basada en el libro, tal y como había previsto el productor Irving
Thalberg con el entonces joven actor Clark Gable. Cabe destacar que
dicha censura y prohibición se consiguieron gracias a la presión
ejercida por el Departamento de Estado norteamericano.5
En 1939 la novela arrasaba entre los jóvenes del gueto de Varsovia,
pues se sentían reflejados, como una profecía escalofriante de lo
que vendría. Sin embargo, ha quedado demostrado que ni la obra de
Werfel ni los distintos testigos del Genocidio Armenio pudieron
evitar la barbarie del Holocausto Judío.
En la
actualidad organizaciones internacionales e interestatales se han
pronunciado a favor del reconocimiento internacional del Genocidio
Armenio. Encontramos órganos legislativos de Estados Federales como
Alaska, California, Carolina del Sur, Delaware, Georgia, Illinois,
Massachusetts, Michigan, Montana, Nueva Hampshire, Nueva Jersey,
Nueva York, Oklahoma, Pensilvania, Rhode Island, Virginia o
Wisconsin, aunque no a los Estados Unidos como Estado. Algunos países
que lo han reconocido son Argentina, Armenia, Bélgica, Bulgaria,
Canadá, Francia, Chipre, Grecia, Italia, Kurdistan, Líbano, Rusia,
Suecia, Suiza, Uruguay o el Vaticano. Además de Nueva Gales del Sur,
en Australia, Ontario y Québec, en Canadá. Aunque también hay
países como Alemania, Reino Unido o España que no lo han
reconocido. Como podemos observar, en el centenario de las masacres
de 1915 siguen habiendo intereses políticos y económicos que
dificultan la transparencia y que entorpecen el camino de la verdad y
la rigurosidad de la historia.
Los
sucesos más atroces de la historia de la humanidad no pasan
desapercibidos al ojo humano, ya sean de un lado u otro, pues éstos
los encontramos en los propios supervivientes armenios6,
o bien a través de informes de misioneros, testigos alemanes,
escritores, en el libro azul británico, y hasta en los archivos
americanos, alemanes o turcos. Porque cuando sale a la luz un
genocidio a través de testigos presenciales, cuando se escribe
ampliamente sobre ello para informar a los distintos Estados en
diferentes lenguas es algo que nos afecta a todos. Afecta al mundo en
su totalidad. Para que tales hechos contra la dignidad humana,
independientemente del país que uno sea, no se repitan jamás.
2
Guenter LEWY, Las
Masacres Armenias en la Turquía Otomana. Un genocidio
controvertido,
Editorial Tam, Madrid, 2009
4
Thomas BLUBACHER, Paradies
in schwerer Zeit. Künstler und Denker im Exil in Pacific Palisades,
Elisabeht Sandmann, München, 2011.
5
Sin
embargo, medio siglo después, se llevaría al cine producida por el
millonario desconocido John Kurkjian. Sobre este tema, está
previsto un documental para finales de 2015 titulado Epic
Denied: Depriving the Forty days of Musa Dagh,
que hace referencia a la cantidad de veces que dicha película ha
sido desestimada, llegando a convertirse en la producción épica
más veces archivada y retomada de la historia de Hollywood.
6
The armenian genocide
/ Le génocide arménien. With an interview of Yves Ternon.
DVD. Digirida por Laurence JOURDAN, 2005; Francia: Arte.
Núria Añó (Lleida, 10 de Febrero de 1973). Es una novelista catalana y traductora, además de ponente en coloquios y congresos internacionales, donde suele analizar su obra o la de autores como Elfriede Jelinek, Patricia Highsmith, Salka Viertel o Alejandro Dumas (hijo).
Núria Añó (Lleida, 10 de Febrero de 1973). Es una novelista catalana y traductora, además de ponente en coloquios y congresos internacionales, donde suele analizar su obra o la de autores como Elfriede Jelinek, Patricia Highsmith, Salka Viertel o Alejandro Dumas (hijo).
Publicó su primer relato a los diecisiete años.
Desde entonces, algunos de sus textos han sido editados en libros
colectivos como Dones i literatura a Lleida (Ayuntamiento de
Lleida, 1997); VIII Concurs de Narrativa Literària Mercè
Rodoreda (Radio Molins de Rei, 1997); Estrenes
(Universidad de Lleida, 2005); Escata de drac, no. 8
(Ayuntamiento de Lleida, 2012); Des lettres et des femmes... La
femme face aux défis de l'histoire (Peter Lang, 2013); Fábula,
no. 35 (Universidad de la Rioja, 2013); Issue 3. Grief
(Createspace, 2014) y en Resonancias,
no. 127 (2014).
Su relato de ficción 2066. Empieza la etapa de
corrección se publicó en la revista europea Café Babel y se
publicó en catalán, español, inglés, francés, alemán, italiano
y polaco. Otro relato contra la violencia de
género, Presagio,
ha sido traducido al inglés y publicado en la revista americana When
Women Waken.
La novela Els nens de l'Elisa (Omicron, 2006)
quedó tercera finalista en el XXIV Premio de las Letras Catalanas
Ramon Llull. Siguen las novelas L'escriptora morta (Omicron,
2008), Núvols baixos (Omicron, 2009) y La mirada del fill
(Abadia, 2012).
Felicitats, m'ha agradat molt!
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